CARLOS A. SACHERI Y ROBERTO GOROSTIAGA: DOS TEXTOS LUCIDOS SOBRE CAPITALISMO, LIBERALISMO Y CUERPOS INTERMEDIOS

CARLOS A. SACHERI

          “En sentido estricto, se denomina economía capitalista a ‘aquella economía en la cual los que aportan los medios de producción y los que aportan su trabajo para la realización común de la actividad económica, son generalmente personas distintas´. Esto implica asimilar la economía capitalista al régimen del asalariado. En términos generales puede decirse que la economía anterior al siglo XVII no era ‘capitalista’, en cuanto que los medios de producción o capital estaban en las mismas manos que ejecutaban los trabajos. Los talleres o empresas familiares, los artesanos, los pequeños comerciantes, son ejemplos de economía no-capitalista. En la actualidad, lo que predomina es la distinción del sector capital y del sector trabajo, lo que configura una economía capitalista, según se ha dicho. Pero existe otro sentido, muy difundido, de capitalismo. Por él se designa un proceso histórico determinado, el cual debería llamarse capitalismo liberal. Podemos caracterizarlo con palabras de Pablo VI: ‘Pero, por desgracia, sobre estas nuevas condiciones de la sociedad (la ‘revolución industrial’), ha sido construido un sistema que considera el provecho como motor esencial del progreso económico, la concurrencia como ley suprema de la economía, la propiedad privada de los medios de producción como un derecho absoluto, sin límites ni obligaciones sociales correspondientes. Este liberalismo sin freno, que conduce a la dictadura, justamente fue denunciado por Pío XI como generador de ‘el imperialismo internacional del dinero’. No hay mejor manera de reprobar tal abuso que recordando solemnemente una vez más que la economía está al servicio del hombre” (Populorum Progressio, n. 26). El texto citado sintetiza claramente la realidad de los dos últimos siglos: al sistema capitalista se agregó la ideología del liberalismo económico. Como surge claramente de su lectura, Pablo VI se refiere al liberalismo a secas, sin emplear el término capitalismo salvo para hacer la distinción siguiente: ‘Pero si es verdad que un cierto capitalismo ha sido la causa de muchos sufrimientos, de injusticias y luchas fratricidas, cuyos efectos duran todavía, sería injusto que se atribuyera a la industrialización misma los males que son debidos al nefasto sistema que la acompaña. Por el contrario, es justo reconocer la aportación irreemplazable de la organización del trabajo y del progreso industrial a la obra del desarrollo’. Del texto resulta manifiesta la distinción arriba realizada entre el sistema capitalista (división capital-trabajo) y el liberalismo económico que, de hecho pero no de derecho, lo acompañó históricamente (…) La Iglesia ha condenado siempre con tanto énfasis al liberalismo mientras no ha condenado nunca al capitalismo. Mientras el liberalismo ha sido el responsable del caos socio-económico que dio lugar a la ‘cuestión social’, el sistema capitalista es un tipo de economía que ha aumentado en forma extraordinaria la producción de bienes y servicios” (Sacheri, Carlos A., El Orden Natural)

ROBERTO GOROSTIAGA

      “¿Qué es el capitalismo y cuál es su origen? El capital, como fruto de la propiedad privada, es fruto del ahorro y radicalmente es fruto del trabajo del hombre. Es, pues, una forma de propiedad que, en principio, es tan legítima como la propiedad misma. Como ésta tiene el riesgo del abuso; como el derecho a la propiedad privada no es ilimitado y absoluto, tampoco el derecho al capital lo es (…). En cuanto al capitalismo, es conveniente disipar la confusión que existe a este respecto en el lenguaje corriente. El régimen capitalista en sí, es decir, como sistema fundado en la propiedad privada y en la libre iniciativa, productor de beneficios…es legítimo y no puede confundirse con los abusos, a los que se ha visto sujeto en muchas partes (…) Lo malo en el capitalismo no son los principios en él contenidos, sino los abusos cometidos por él: mejor aún, lo malo es el orden político- social que permite (…) tales abusos”.  En cuanto a la organización profesional de la economía decía: “Recordémoslo, la iniciativa debe provenir de los mismos interesados. ¿Y si los miembros de tal o cual empresa u oficio no quieren agruparse, formar un cuerpo? Puede ser que encuentren suficientes las ventajas del cuerpo de industria o de otras asociaciones libres: cooperativas, culturales, etcétera. Pues entonces allá ellos. Si el orden público no se resiente, si el bien común no lo requiere, no hay motivo para una intervención extraña a los mismos interesados”.  Y si bien “los cuerpos de industria tienen normalmente un carácter más obligatorio”, no estando afectado el bien común, “la respuesta es: libertad a los interesados”. Además, Gorostiaga criticaba el exceso de cargas e impuestos, la estatización como regla, la cogestión, la autogestión, el socialismo moderado, el populismo, el corporativismo de estado, etc. (Gorostiaga, Roberto, Cristianismo o Revolución)