DE CHAPULTEPEC A LA OTAN, PASANDO POR EL PACTO DE RIO Y LOS TRATADOS DE MADRID

La actitud de habitual sumisión de nuestra Cancillería respecto del poder político anglo-norteamericano y del sionismo, en el marco de conflictos con Estados comunistas (ayer la URSS, hoy China y sus aliados del Grupo de Puebla), es fruto de no saber aplicar dos principios elementales propios de una nación realmente soberana: alianza frente al comunismo y paralelo rechazo del panamericanismo. Lo supo explicar muy bien el Padre Julio Meinvielle en 1950. Transcribo algunos párrafos: “En este momento, frente a la lucha entablada entre el bloque oriental de naciones y el occidental, no cabe posición intermedia. Hay que estar resuelta y decididamente, apelando a los medios necesarios, en contra de Rusia y del lado de los Estados Unidos. Las reservas que podamos y que debamos efectuar con respecto a la concepción americana de la vida, a sus ambiciones de unificación continental y a su imperialismo económico no deben amenguar el imperativo, de lesa civilización, que nos urge a estrechar filas con los Estados Unidos en contra de la Rusia soviética (…) En contra de una alianza con Estados Unidos frente a Rusia, muchos buscan argumentos en los graves males del capitalismo de Wall Street y arguyen que no es con armas sino con buena doctrina y con justicia que se debe combatir al comunismo. Sin duda, que las armas no bastan; pero son necesarias. Por otra parte, como lo hemos advertido, colocarse fundamentalmente con Estados Unidos en la lucha contra Rusia no puede implicar la aceptación de cuanto enseñen o hagan los Estados Unidos (…) Por esto, con la misma fuerza con que hemos defendido la solidaridad con los Estados Unidos en contra de Rusia Soviética, hemos de oponernos al panamericanismo, cuya historia no es sino el proceso de absorción por parte de los Estados Unidos de las repúblicas latinoamericanas (…). No podríamos hacer aquí la historia del panamericanismo con el largo repertorio de Convenciones, Resoluciones y Declaraciones que se vienen formulando desde la Primera Conferencia Internacional Americana, celebrada hacia 1890. Sólo basta destacar que la Argentina, celosa de sus ser nacional y por lo mismo del ejercicio de su soberanía, aceptó aquellos principio y declaraciones en la medida en que promovían la solidaridad intracontinental sin efectuar mengua en nuestra soberanía” (Meinvielle, Julio, Pacto de Río, Presencia, 14-VII-1950). Por lo demás, antes y después de este artículo, el Padre Meinvielle nunca dejó de advertirnos frente a la Conjuración anticristiana (hoy Nuevo Orden Mundial o “globalismo”), que por la fuerza del Imperialismo Internacional del Dinero (Pío XI) busca instaurar una República mundial contra las soberanías nacionales y la Iglesia Católica, en el marco de una alianza del Supracapitalismo (“crony capitalism” global), el Comunismo (hoy Izquierda cultural), la Masonería y el Judaísmo talmúdico-cabalístico. Y yo mismo, al declarar que consideraba lícito votar a Milei como al “candidado menos indigno” (San Pío X) frente a Massa (globalista 100%, pro-chino, progresista, apoyado por kirchneristas y socialdemócratas, etc.), dejé bien clara mi postura acerca del atlantismo y pro-sionismo de Milei, al afirmar: “Un aspecto especialmente delicado, aunque no figure en la Plataforma Electoral 2023, es la decisión ya anunciada de aliarse a nivel internacional con EE.UU, Israel y las democracias occidentales. Es decir, adoptar una geopolítica atlantista (…) Personalmente no comparto esta propuesta de LLA, aunque tampoco estoy a favor de una alianza con China (…). La cuestión de Israel es más preocupante y va más allá del Orden Internacional, pues Milei ha declarado en reiteradas oportunidades su deseo de convertirse al judaísmo y es abiertamente partidario del sionismo, cuando aspira a ser Presidente de una nación de raíces cristianas y que siempre ha optado por ser neutral en el conflicto palestino-israelí (…). Mis sospechas y prevenciones no son caprichosas ni antojadizas, sino que tienen que ver con la exótica personalidad de Milei, sus vínculos con el noajismo y el esoterismo, su afición al sexo tántrico, su tecno-optimismo (funcional al peligroso transhumanismo, con el cual coincide en parte), entre otras cuestiones” (Nueva Derecha Argentina y la fórmula Milei-Villarruel, Nueva Derecha Argentina, 27/09/2023). Por eso, así como vengo defendiendo las declaraciones y/o decisiones que el gobierno ha tomado en tan solo cuatro meses para eliminar o minimizar la cultura de la muerte, la ideología de género, el garantismo abolicionista, el relato setentista como política de estado, la Agenda 2030, la izquierda cultural, el estatismo económico y cultural-educativo, la desmalvinización, etc., no puedo dejar de señalar el peligro y/o la errónea decisión de alinearse de forma uniltateral con los EE.UU, apoyar a Ucrania e Israel o solicitar el ser “socios globales” de la OTAN. El que pueda entender, que entienda.