PARA LOS QUE CRITICAN A VICTORIA VILLARRUEL, AGUSTIN LAJE Y NICOLAS MARQUEZ DE AGENTES SIONISTAS Y DEL IMPERIALISMO ANGLO-NORTEAMERICANO

Es verdad, hicieron cursos de contra-terrorismo en los Estados Unidos hace 20 años. Algo público y conocido. Lo que para algunos es prueba clara de que son herejes y traidores a la Patria. De lo cual se debería deducir que, al no impedir bajo advertencias morales explícitas el trabajo de ciertas personas con Villarruel, instituciones como la FSSPX, la TFP, el IVE, FASTA o la Fundación Civilidad, entre otras, serían todas cómplices de la CIA, el M16, el MOSSAD y el Nuevo Orden Mundial. Un razonamiento tan infantil como acusar a los que escriben en Adelante la Fe de lo mismo, dada la importancia que en esa página web tienen personalidades real o supuestamente “atlantistas” como Roberto de Mattei y sectores afines a la derecha norteamericana. O tildar de traidor a Carrero Blanco por los acuerdos de España con el gobierno de los EE.UU a partir de 1952. A eso lleva el desconocer o no aplicar bien los principios morales básicos y de uso más frecuente de la teología católica ortodoxa: elementos del acto moralmente bueno (objeto, fin y circunstancias); naturaleza propia de los actos intrínsecamente malos; voluntario indirecto y acciones de doble efecto; voluntario in causa; distinción entre cooperación formal y material con el mal; etc. Que no son “casuística jesuitista” sino precisamente lo contrario, pues exigen una esmerada formación en la virtud de la prudencia. Se puede disentir con toda paz de lo que otros católicos de sana doctrina piensen o hagan en asuntos de suyo opinables y prudenciales. Pero acusar siempre de heterodoxos, cipayos y herejes a los que “no encajan” en los moldes rígidos de cierto tradicionalismo mal entendido, es una de las principales causas de la esterilidad de los católicos en política. Es el mismo problema que causó el integrismo español al acusar de liberales tanto a carlistas como a conservadores católicos y frente al cual debieron salir al cruce León XIII y San Pío X. La mentalidad integrista es el cáncer del genuino tradicionalismo católico. Dejo este comentario pero no voy a debatir con los que lo critiquen, pues ya me tienen harto ciertos “guardianes de la ortodoxia”, que si fueran coherentes con lo que sostienen, deberían enviar al infierno de los herejes a “maestros” que hicieron lo contrario de lo que ellos enseñan, como es evidente en los casos del Padre Julio Meinvielle, Carlos A. Sacheri, Héctor H. Hernández, Enrique Díaz Araujo, Blas Piñar o estadistas de la talla de Dollfuss, Oliveira Salazar o Francisco Franco. E incluso de Sardá y Salvany, de quienes pocos conocen que favoreció ciertos acuerdos entre carlistas y conservadores, o el mismo Vázquez de Mella, quien se apartó de la Comunión Tradicionalista en parte por motivos parecidos. Y hay muchísimos ejemplos más, pero no quiero aburrir. Bien por los nacionalistas católicos que se han ido despojando de esta mentalidad de falsa ortodoxia y “monopolio” del patriotismo. Debemos fomentar un Nacionalismo Católico tradicionalista y contrarrevolucionario, pero sin rictus fundamentalistas, más propios de extremistas protestantes, islámicos o judíos, que de auténticos seguidores de Santo Tomás de Aquino.