NUEVA DERECHA ARGENTINA Y LA FORMULA MILEI-VILLARRUEL

      Desde 2019 vengo fomentando esa articulación política que ha dado en llamarse Nueva Derecha Argentina (NDA), que no es una doctrina sino la convergencia de ciertas corrientes políticas (conservadoras, tradicionalistas, liberal-conservadoras, nacionalistas, paleo-libertarias, peronistas ortodoxas) en torno a principios como Tradición, Derecho Natural, Soberanía, República, Federalismo y Economía Social de Mercado, teniendo como fundamento y marco axiológico a la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). En función de dicha articulación escribí el libro La Nueva Derecha- Reflexiones sobre la Revolución Conservadora en la Argentina (Grupo Unión, Buenos Aires, 2021), diseñé la página web Nueva Derecha Argentina (https://ndargentina.com) que dirijo y procuré fomentar este proyecto a través del Partido NOS, al cual estoy afiliado. Además fomenté vínculos con instituciones de la Nueva Derecha europea y americana de inspiración cristiana como la Fundación Disenso, el ISSEP y la CPAC, así como otras similares de la Argentina (Centro de Estudios Cruz del Sur, Asociación Justicia y Concordia, Fundación Oíd Mortales, Instituto José Manuel Estrada, Fundación Libre, etc). Por razones que no viene al caso mencionar ahora, el partido que conduce Juan José Gómez Centurión no pudo presentarse a las elecciones en este año 2023 (espero pueda hacerlo sí en 2025) y por tal razón, varias personas me han consultado acerca de qué pienso sobre la candidatura presidencial de Javier Milei- Victoria Villarruel, teniendo en cuenta ciertas afinidades que hay entre la propuesta de la NDA y La Libertad Avanza (LLA). Voy a responder del modo más claro posible desde la Doctrina Social de la Iglesia y desde la propuesta de la NDA: 

  1. La DSI no es un modelo político o económico en lo que éste pueda tener de prudencial y contingente, sino una parte de la teología moral católica acerca de la vida social y política de la persona humana, fundado en la Revelación y en la recta razón.  De allí que de la DSI no se desprenda un único modelo político, social, cultural y económico en materia contingente (error de las mentalidades integristas), aunque tampoco sea lícito ni lógico presentarla como compatible con sistemas abiertamente contrarios al Orden Natural y Cristiano (como suelen hacer las diversas corrientes del progresismo). A su turno, hay que distinguir entre el núcleo esencial y definitivo de la DSI, vinculante en conciencia para todo católico, de todo aquello que en los documentos magisteriales pueda haber de conjetural u opinable, en tanto no se desprenda propiamente de la teología moral o de la filosofía, sino de ciencias como la historia, la economía, la sociología, etc. Dígase lo mismo de orientaciones meramente prudenciales y no doctrinales, que según su mayor o menor relación con la verdad católica será obligatorio seguir o no. 
  1. El juicio sobre LLA no lo haré a partir de las ideas filosóficas, políticas, jurídicas, sociales o económicas que sostienen a título personal Javier Milei (más liberal) o Victoria Villarruel (más conservadora) sino desde el marco axiológico explícito de la Plataforma Electoral 2023. Esta Plataforma se basa en una corriente dentro del liberalismo clásico que lo define como el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, fundamentado en el principio de no agresión, y en defensa de los valores de la vida, la libertad y la propiedad privada. Ese respeto no implica necesariamente convalidar moralmente cada proyecto de vida ni un relativismo moral, sino una inmunidad de coacción/coerción en tanto no se afecten derechos de terceros ni el orden público. Se trata pues, en la mayoría de sus referentes, del liberalismo clásico de tradición anglo-norteamericana (a diferencia del liberalismo constructivista de la Revolución Francesa), fundamentado en el derecho natural individualista (para los no católicos) o en el derecho natural personalista (para los católicos liberales), alejado por lo tanto de la doctrina tradicional acerca de la primacía del bien común político, la naturaleza del mismo en lo que se refiere a la promoción de la vida virtuosa y su ordenación al Bien Común Trascendente. No es, empero, un liberalismo necesariamente racionalista o naturalista ni que prohíba la influencia del Orden Natural y Cristiano en la vida pública, aunque tampoco la exija (en general, los liberales de esta tendencia defienden una laicidad aconfesional con libertad religiosa, distante tanto de la doctrina católica sobre el ideal de la Cristiandad como del laicismo radicalizado y hostil a la Iglesia). No es tampoco un liberalismo que consagre como principio de gobierno la Voluntad General, pues se opone al “totalitarismo democrático” que puede suprimir los derechos individuales por el imperio irrestricto de las mayorías. En cuanto a la concepción del poder político que se desprende de la Plataforma Electoral 2023 de LLA, no es la propia del anarco-capitalismo ni la de un Estado mínimo (aunque sí sea la que “en tesis” defiende Milei) que sólo se ocupa del Gobierno, la Seguridad, la Defensa, la Justicia y las Relaciones exteriores, sino la de un Estado subsidiario, ya que a las funciones mencionadas se agregan o mantienen otras supletorias en materias como niñez y familia, desarrollo y seguridad social, salud pública, educación, capacitación en artes y oficios, tecnología e infraestructura, etc. Es pues un liberalismo que oscila ente el de 3° grado condenado por el Papa León XIII y otro menos grave pero que conserva errores (cierto liberalismo-conservador que admite la necesidad del Orden Natural en la vida privada y pública, como del Orden Sobrenatural en la vida privada y en la pública no estatal, más no en el poder político). Pese a los errores señalados, este liberalismo clásico de corte anglo-norteamericano es preferible al populismo  socialista y a la izquierda cultural de Unión por la Patria como al liberalismo progresista, laicista y globalista de Juntos por el Cambio. Más aún cuando se presenta en alianza con sectores tradicionalistas, conservadores y nacionalistas. Respecto de los católicos que colaboran con esta clase de liberalismo, entendemos que se les aplican los criterios indicados en 1909 por el Papa San Pío X: “No acusar a nadie como no católico o menos católico por el solo hecho de militar en partidos políticos llamados o no llamados liberales, si bien este nombre repugna justamente a muchos, y mejor sería no emplearlo. Combatir «sistemáticamente» a hombres y partidos por el solo hecho de llamarse liberales, no sería justo ni oportuno; combátanse los actos y las doctrinas reprobables, cuando se producen, sea cual fuere el partido a que estén afiliados los que ponen tales actos o sostienen tales doctrinas (…). No sería justo ser de tal manera inexorables por los menores deslices políticos de los hombres afiliados a los partidos llamados liberales que por tendencia y por actitud política sean ordinariamente más respetuosos con la Iglesia que la generalidad de los hombres políticos de otros partidos, que se creyera obra buena atacarles sistemáticamente, presentándoles como a los peores enemigos de la Religión y de la Patria, como a «imitadores de Lucifer», etc., pues semejantes calificativos convienen al «liberalismo doctrinario» y a sus hombres en cuanto sean sostenedores contumaces y habituales de errores y doctrinas contrarios a los derechos de Dios y de la Iglesia, abusando del nombre de católicos en sus mismas aberraciones, y no a los que quieren ser verdaderos católicos, por más que en las esferas del Gobierno o en su acción política falten en algún caso práctico, por ignorancia o por debilidad, a lo que deben a su Religión o a su Patria. Combátanse con prudencia y discreción estos deslices, nótense estas debilidades que tantos males suelen causar; pero en todo lo bueno y honesto que hagan déseles apoyo y oportuna cooperación, exigiendo a su vez por ella cuantos bienes se puedan hic et nunc alcanzar en beneficio de la Religión y de la Patria (Autorizadas instrucciones a los católicos, publicadas en “El Siglo futuro”, 30 de enero de 1909). En relación a este tipo de alianza, vale la pena recordar otra vez el consejo del Padre Julio Meinvielle, insospechable de heterodoxia: “Las cosas se han puesto tan difíciles – afirmaba Meinvielle –, y cada día se han de poner peor (…) que una Revolución Nacional Auténtica pura, se hace difícil; es necesario hoy que todos los que están en posición anticomunista, sean nacionales, sean liberales, aúnen sus esfuerzos para hacer frente al comunismo que se cierne sobre nuestras cabezas (…) Hoy no está en cuestión una lucha entre azules y colorados, peronistas y anti-peronistas, nazis y masones, gorilas ni antigorilas. Hay que advertir que se trata de una lucha contra el comunismo ateo por la salvación de la Patria. En consecuencia, todos los hombres patriotas, sean nacionales, sean liberales, conscientes de la responsabilidad de la hora y del peligro que nos amenaza, deben unirse para salvar al país”. Alguno podrá pensar que Meinvielle ignoraba la posible influencia del Imperialismo Internacional del Dinero en estas alianzas, que él observaba con buenos ojos aunque no sin precaución en cierta derecha norteamericana. Nada más ajeno a la verdad, pues dejó expresamente por escrito esa dificultad, al escribir en 1973: “La noble nación americana que, como todos los pueblos, tiene ansias de bienestar y de grandeza, percibe de modo instintivo todavía, que existe dentro y fuera de ella una fuerza deletérea que le carcome su substancia. Su vitalidad está amenazada. De aquí que, hace ya una década, ha aparecido en los Estados Unidos con proyección mundial una fuerza que se opone a los planes siniestros” de este Imperialismo. “Es difícil clasificar a dicha fuerza (Meinvielle no podía conocer entonces las diferencias que, dentro de la derecha estadounidense, había entre tradicionalistas, paleo-conservadores, libertarios, liberal-conservadores, neoconservadores, etc.), al menos hasta este momento, ya que no se presenta en toda su pureza sino confundida con elementos de la misma sinarquía”. El nacionalismo “que se está levantando en los Estados Unidos, al no presentarse en toda su pureza, está mezclado con elementos (…) sinárquicos (…) Esto determina que sea un nacionalismo en proceso de maduración, que a medida que vaya creciendo, se va a ir purificando de los elementos espúreos y va a lograr una alta temperatura de consolidación. Este camino no va a ser fácil (…) Sin embargo, el realismo político y vital, que es uno de los atributos de la noble nación americana, la va a ir colocando cada vez más en esta posición, la única que asegura sus auténticos intereses”. A su turno, el Padre Castellani también había dicho (aunque luego despotricara contra el llamado “mal menor”, en una de las tantas idas y vueltas que el Cura Loco solía tener en materia política): “Actualmente hay quienes trabajan, con pocos recursos por desgracia (es decir, heroicamente) por la formación de una fuerza política nacional; con la alianza, por ejemplo (es una suposición) de los democristianos, los nacionalistas y el peronismo – o una parte dél. Si esa fuerza puede constituirse a pesar de las enconadas divisiones personales de los argentinos, y puede llegar a las urnas (…) ya sería un gran paso adelante. Aunque perdiese las elecciones, queda constituido un núcleo político nacional, con diputados y senadores (…) o sea, con altavoces desde donde educar e informar al pueblo”. Lo cierto es que ni Meinvielle ni Castellani ni Sacheri ni Ezcurra Uriburu ni tantos otros, criticaron como intrínsecamente perversas ciertas alianzas que, aunque no fueran el ideal de máxima, sí fueran el bien posible en un determinado momento. Nunca fue distinta la postura de la DSI, que permitió la participación de católicos en algunas corrientes heterodoxas (liberalismo conservador, fascismo, nacional-sindicalismo, democracia cristiana, justicialismo) mientras sí prohibió la cooperación formal con otras (liberalismo masónico, socialismo, comunismo o nacional-socialismo)  
  1. Dentro de la DSI y como orientaciones prácticas para los católicos que actúan en política existen los llamados “principios no negociables”, que no son el máximo exigido por la DSI sino un mínimo acorde con las actuales circunstancias históricas. Estos principios son cuatro, a saber: a) La defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural; b) La libertad de enseñanza en tanto derecho- deber que le corresponde a la Familia en el Orden Natural y a la Iglesia en el Orden Sobrenatural, siendo la función del Estado en esta materia de naturaleza subsidiaria y orientada al bien común político; c) La familia fundada en matrimonio heterosexual, indisoluble y abierto a la vida, sin que sea legítimo reconocer derechos a otro tipo de uniones; d) La primacía del Bien Común político, tanto en sus aspectos espirituales como materiales. En la plataforma 2023 de La Libertad Avanza los puntos 1 y 2 están plenamente garantizados; el punto 3 no, aunque sí se propone eliminar la obligatoriedad de la Educación Sexual Integral; y en relación al punto 4, hay una incompatibilidad manifiesta, pues el máximo principio de la comunidad política no puede ser la libertad individual (que, aún en las legítimas libertades concretas de personas, familias y cuerpos intermedios, tienen razón de medio y no de fin, a diferencia del bien común). En contrapartida, la Plataforma Electoral 2023 tiene en común con la DSI la oposición a la izquierda cultural y a la ideología de género fomentada desde el gobierno, la prioridad de la persona respecto de los procesos productivos (robotizados o no), la crítica al Estado Providencia, etc. Los otros candidatos con posibilidades de ganar las elecciones generales, son contrarios, en general, a los cuatro principios no negociables y han favorecido políticas abiertamente contrarias al Orden Natural y Cristiano. 
  1. A diferencia de la Plataforma 2021 de Avanza Libertad, en la actual de La Libertad Avanza no se menciona en ningún momento la eliminación de símbolos religiosos en los edificios públicos, la separación Iglesia- Estado, la legalización de las drogas, etc. Tampoco hay propuestas relativas a la compraventa de órganos (que Milei acepta, pero Victoria Villarruel no). Y aunque en algún momento el líder libertario tuvo relación con el Foro de Davos,  hoy es el único candidato presidencial que se opone de manera explícita y clara a la Agenda 2030 de la ONU y el Gran Reinicio del Foro Económico Mundial (ver, por ej. aquí: https://www.youtube.com/watch?v=lAdM77TUKwg). También es clara su enemiga al socialista Grupo de Puebla y no es mala señal que tenga en contra al liberalismo progresista, funcional al globalismo (Antonella Marty, José Benegas, Gloria Alvarez, entre otros). 
  1. Respecto del orden económico y si nos limitáramos al estudio del pensamiento personal de Javier Milei, no sería difícil concluir que, junto a propuestas moralmente opinables, su individualismo de base responde a lo que la Iglesia ha condenado como liberalismo económico (no confundir con sistema capitalista, que la DSI jamás ha rechazado en sí mismo). Recordemos que, según la DSI, el poder político tiene como fin propio garantizar el bien común, lo cual exige en materia económica conseguir los bienes materiales suficientes en relación con las necesidades humanas fundamentales. La prioridad de las necesidades fundamentales sobre los deseos individuales es importante para entender el principio de subsidiariedad. Desde la perspectiva de la Escuela Austríaca de Economía, así lo reconocía F. A. Hayek: “Nuestra insistencia en el estudio de los límites que toda sociedad libre debe poner al poder coactivo del Estado quizá haya producido en el lector la errónea impresión de que el autor entiende que las únicas funciones legítimas que al gobierno deben corresponder sean las de hacer cumplir la ley y defender el país contra la amenaza extranjera. Hay teóricos que, ciertamente, se han declarado en el pasado partidarios de este tipo de ‘gobierno mínimo’ (…). Lejos de preconizar tal modelo de ‘gobierno mínimo’, el autor de estas líneas considera fuera de toda duda que, en una sociedad avanzada, el Estado debe poder hacer uso de sus facultades recaudatorias para proporcionar ciertos servicios que el mercado no puede en absoluto – o por lo menos de manera suficiente – ofrecer” (Hayek, F.A, Derecho, Legislación y Libertad, Tomo III). En cambio, para la satisfacción de deseos individuales que no violen derechos de terceros ni afecten el orden público, es suficiente para Hayek la acción del sector privado. Entre el sector privado y el público, considera importante el llamado sector independiente, es decir el que la Doctrina Social de la Iglesia defiende con la expresión “cuerpos intermedios”. El modelo económico de La Libertad Avanza 2023 está en la línea de estas ideas de Hayek y no de un anarco-capitalismo individualista. Dígase lo mismo de la expresión Justicia Social, cuya crítica por parte del economista austríaco (repetida por Milei) no se refiere a la satisfacción de necesidades fundamentales de bienes materiales en el marco de la virtud de la Justicia, sino a su identificación con un Estado central macro-redistribuidor de ingresos en base a expansión monetaria inflacionaria, alta presión tributaria, impuestos progresivos, etc. En cuanto a la propuesta económica de La Libertad Avanza,  vista globalmente, tiende a reducir el gasto público; modernizar la infraestructura y permitir el acceso a la tecnología más desarrollada;   fomentar la iniciativa privada; eliminar las causas fiscales y monetarias de la inflación; flexibilizar la legislación laboral y restaurar una cultura del trabajo; aprovechar las ventajas comparativas que la Argentina tiene en relación con sus recursos naturales; fomentar la industrialización de los productos agropecuarios; privatizar parcialmente los Sistemas de Salud y Educación, reconociendo al Estado un rol subsidiario en ambas materias; fortalecer y profesionalizar el Sistema de Seguridad Nacional; defender la Soberanía Política; y garantizar un Poder Judicial eficiente e independiente. Dicho así, no se puede afirmar que esta propuesta esté necesariamente en colisión con la DSI, aunque haya que tener cuidado en cómo se entiendan propuestas relativas a la flexibilización laboral, la libertad contractual, el fomento de la biotecnología, entre otras. 
  1. Desde las propuestas de la NDA, además de la afinidad con todo lo ya mencionado, hay que sumar la similitud de ideas en cuestiones referidas a la defensa de nuestra soberanía territorial y marítima, al desarrollo de la energía nuclear, a terminar con el garantismo abolicionista, a promover la profesionalización y jerarquización de las FF.AA y de Seguridad, y  otras propuestas públicamente conocidas (aunque no figuren en la Plataforma Electoral 2023) como la reparación a las Víctimas del Terrorismo marxista, la crítica al setentismo como política de estado y a la concepción totalitaria de la democracia, al indigenismo separatista, etc.  
  1. Un aspecto especialmente delicado, aunque no figure en la Plataforma Electoral 2023, es la decisión ya anunciada de aliarse a nivel internacional con EE.UU, Israel y las democracias occidentales. Es decir, adoptar una geopolítica atlantista. Esto es opinable desde la DSI y en cuanto a la Nueva Derecha, se trata de la postura predominante, aunque no la única (la de Orban es una de las excepciones más claras, aunque también tomaron decisiones parcialmente independientes del Departamento de Estado y del “complejo militar-industrial” líderes como Bolsonaro y el mismísimo Donald Trump). Personalmente no comparto esta propuesta de LLA, aunque tampoco estoy a favor de una alianza con China. Naciones tan subordinadas a las potencias hegemónicas y a “unidades políticas sin asiento territorial” como es el caso de la Argentina, no puede pasar de un día para el otro a una Independencia plena, sin transitar antes por un proceso que de la actual subordinación pasiva, pase por fases intermedias de subordinación activa, insubordinación práctica e insubordinación revisionista, como bien explica el politólogo Marcelo Gullo Omodeo. La cuestión de Israel es más preocupante y va más allá del Orden Internacional, pues Milei ha declarado en reiteradas oportunidades su deseo de convertirse al judaísmo y es abiertamente partidario del sionismo, cuando aspira a ser Presidente de una nación de raíces cristianas y que siempre ha optado por ser neutral en el conflicto palestino-israelí. Naturalmente esta decisión tampoco puedo compartirla, ni como católico ni como argentino, pero sabiendo que en esta materia candidatos como Massa y Bullrich tienen vínculos similares, probablemente el filo-judaísmo y el filo-sionismo de Milei sea el menos malo. Ciertos sectores de la Argentina vinculados a la colectividad judía y que apoyan a LLA (como La Derecha Diario) son contrarios a la Agenda 2030, el Gran Reinicio del Foro de Davos, a la ideología de género, al multiculturalismo, a la izquierda cultural, etc., mientras que otros más progresistas apoyan a Bullrich o a Massa.  
  1. De acuerdo a todo lo dicho y advirtiendo que entre la NDA y LLA hay valores compartidos pero también diferencias importantes, queda por analizar si es lícito para un católico votar por el candidato menos indigno y en caso que la respuesta sea afirmativa, si Milei sería o no ese candidato. Respecto del candidato menos indigno, también la respuesta de San Pío X en 1909 fue contundente: “En los casos prácticos (…) todos debemos cooperar al bien común y a la defensa de la Religión; «en las elecciones, apoyando no solamente nuestros candidatos siempre que sea posible vistas las condiciones del tiempo, región y circunstancias, sino aun a todos demás que se presenten con garantías para la Religión y la Patria», teniendo siempre a la vista el que salgan elegidas el mayor número posible de personas dignas, donde se pueda, sea cual fuere su procedencia, combinando generosamente nuestras fuerzas con las de otros partidos y de toda suerte de personas para este nobilísimo fin. «Donde esto no es posible, nos uniremos con prudente gradación con todos los que voten por los menos indignos», exigiéndoles las mayores garantías posibles para promover el bien y evitar el mal. Abstenernos no conviene, ni es cosa laudable, y, salvo tal vez algún rarísimo caso de esfuerzos totalmente inútiles, se traduce por sus fatales efectos en una casi traición a la Religión y a la Patria. Este mismo sistema seguiremos en las Cortes, en las Diputaciones y en los Municipios (…). «Nuestra política será de penetración, de saneamiento», «de sumar voluntades, no de restar y mermar fuerzas», «vengan de donde vinieren». Cuando las circunstancias nos lleven a votar por candidatos menos dignos, o entre indignos por los menos indignos, o por enmiendas que disminuyan el efecto de las leyes, cuya exclusión no podemos lograr ni esperar, una leal y prudente explicación de nuestro voto justificará nuestra intervención”. Queda claro que, de acuerdo a las enseñanzas de San Pío X, no sólo es lícito votar al candidato menos indigno cuando no haya otro mejor sino que es obligatorio, salvo “algún rarísimo caso de esfuerzos totalmente inútiles”. ¿Es la fórmula Javier Milei- Victoria Villarruel la menos indigna o se da aquí la excepción de ser un caso rarísimo de esfuerzos totalmente inútiles? Creo que no se puede dar una respuesta clara y de carácter normativo para todos los católicos, ni para todos los partidarios de la NDA. Es un asunto que, teniendo en cuenta todo lo escrito (y también otras opiniones que es prudente meditar con atención, como las expresadas por el Dr. Sergio R. Castaño, el Lic. Juan Carlos Monedero (h), el Dr. Antonio Caponnetto, el Padre Javier Olivera Ravasi, el erudito director de la página web CAMINANTE- Wanderer o el Padre Francisco José Delgado), cada uno debe decidir de acuerdo a los dictados de su conciencia recta. En lo personal he dicho que me parece lícito votar por Javier Milei como al candidato menos indigno (repito, no como al “Libertador” de la Argentina o al “Restaurador” de Occidente, sino como al candidato MENOS INDIGNO y nada más). Pero al tener sospechas fundadas de que podamos estar ante un caso de esfuerzos totalmente inútiles o de una trampa (como ya ha sucedido muchas otras veces en la historia argentina), prefiero abstenerme de votarlo, aunque sí colabore de modo indirecto en lo que parece tener de bueno a través de la Fundación Oíd Mortales, que dirige Victoria Villarruel. Mis sospechas y prevenciones no son caprichosas ni antojadizas, sino que tienen que ver con la exótica personalidad de Milei, sus vínculos con el noajismo y el esoterismo, su afición al sexo tántrico, su tecno-optimismo (funcional al peligroso transhumanismo, con el cual coincide en parte), entre otras cuestiones que no me permiten verlo como un candidato confiable (de estar equivocado, sería yo el primero en alegrarse). Pero es una desconfianza personal, que no me impide respetar a los que piensan votar de manera distinta. Son tiempos difíciles y oscuros, tanto para la Iglesia Católica como para la Patria. El tiempo nos permitirá saber, quizás, quién tomó la decisión más correcta. Que la Virgen de Luján, Patrona de la Argentina, nos ilumine y nos ayude a todos para decidir lo mejor respecto al Bien Común de la Patria. Aclaración posterior al 22 de octubre: Dados los resultados de las elecciones generales y habiendo cambiado gravemente las circunstancias, en el ballotage votaré la fórmula Milei-Villarruel como la menos indigna (con más de diez propuestas de fondo opuestas a las de Sergio Massa) y aconsejo al resto de los católicos como a los simpatizantes de la Nueva Derecha Argentina que también voten esa fórmula.

           Fernando Romero Moreno